Homenaje en El Mazucu

Mazucu Publicado en Contracorriente 28 (Corriente Sindical d’Izquierdes) en la página 26, y firmado conjuntamente con Rafael Velasco.

Este sábado 14 de septiembre las banderas de la libertad se dieron cita en el alto de El Mazucu, última batalla del Frente Norte, último intento de los soldados de la democracia de frenar la ofensiva fascista de las tropas nacionales.

Reconfortante fue tener a dos de los héroes de El Mazucu con nosotros, Felipe y Machi, ejemplo de lo que es dar la vida en la lucha antifascista, que es como decir por la democracia. Y si el ambiente ya era suficientemente emotivo, la presencia de la delegación vasca para devolverles el homenaje que previamente había hecho el ayuntamiento de Larrabechu a los luchadores asturianos que cayeron en su tierra, con su nombramiento como hijos predilectos, convirtió la cumbre de El Mazucu en un acto de reafirmación de la libertad y fraternidad entre pueblos.

Pero no sólo del pasado se vivió en El Mazucu, sino también del presente, con banderas republicanas, asturinas e ikurriñas ondeando juntas en las montañas asturianas, porque ese día era el día de las banderas que representan la democracia, y de crítica a la institucionalización del franquismo a través del engaño de la Transición y su bandera, con o sin aguilucho.

No se negaron las diferencias entre los que allí nos dimos cita, había republicanos españoles, nacionalistas asturianos y vascos, libertarios y personas que son simplemente demócratas sin necesidad de más apellido, pero realmente existía una comunión entre todos los presentes, entre el homenaje a los héroes de El Mazucu con su recuerdo y el compromiso por luchar por los principios de los que allí cayeron o sufrieron por su militancia, y realmente todas y todos juntos estábamos disfrutando de algo tan sencillo y maravilloso como es sentirse libres.

Estos valores se defendieron en las intervenciones de los organizadores del acto, FAMYR y la asociación Ahaztuak 1936-1977, pero la emotividad llegó al máximo con la intervención de Felipe Matarranz, que con sus 98 años se puso en pie para hablarnos, y recordó toda una vida al servicio de la clase obrera y la defensa del socialismo, demostrándonos lo que es el compromiso y la coherencia hasta el último minuto de una vida.

De las gaitas asturianas salieron las notas de la Internacional, con una estampa casi reverencial con el público con el puño en alto, cantando en tono suave pero solemne, emoción que se unió al aurresku de las compañeras y compañeros vascos finalizado con el mismo puño en alto, cuando rompió un sonoro aplauso y vítores a la república, la libertad y la solidaridad entre los pueblos.

No fue un acto más, como los muchos a los que podemos asistir, fue una intención tácita de los allí presentes de sumarse al no pasarán, fue actualizar una lucha contra un fascismo que nunca se fue y tenemos que seguir combatiéndolo aunque sea con otras armas, y fue un compromiso por la libertad, sin renunciar a quienes somos y sin olvidar de dónde venimos, pero reconociéndonos a nosotras y nosotros mismos en Felipe, en Machi y en todos los héroes de El Mazucu.

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